Aunque injustamente muy poco conocido en España, la
muerte del artista argentino Rogelio Polesello, a los 74 años, vuelve a situar
de nuevo el foco de atención en las neo vanguardias argentinas producidas
durante la década de los sesenta, el inicio biográfico y sentimental de la obra
de este artista - vanguardias nuevas, o "conceptualismos australes"
en su aceptación más generosa, las de la "década prodigiosa", tan
intelectual y socialmente críticas, al igual que no menos expresivamente
"festivas", y en esta inteligente y fértil unión radicaba, sin duda,
lo más valioso y radical de esa producción. Trabajos y obras las de ese neo
vanguardismo que en Argentina no fueron para nada "crepusculares".
Bien al contrario, pues se manifestaron, al igual que la década que las vio
nacer, con festiva vocación libertaria. La obra de Polesello, en particular, es
una interpretación, muy singular y auténtica, de las propuestas cinéticas,
también conocido como op-art, propias de la época (o el divertido sincretismo,
lo podemos definir así, de unir a Mondrian con psicodélicos juegos visuales),
para posteriormente dejarse contaminar, más que "influenciar", por
múltiples derivas del Pop, y no siempre las más obvias y popularmente
conocidas. También lo podríamos significar como el hacedor de un concretismo
óptico, muy "sensualizado" a través de una lujuriosa utilización del
color, y relativamente cercano a determinadas propuestas del arte brasileño de
esos mismos años, principalmente en su escultura, resultando de ello, paradójicamente,
que el trabajo del artista porteño pareciera más "tropical" que el de
sus colegas cariocas. Y para ampliar más la información: su producción mantenía
con el Pop, con el Pop "abstracto", o con su idea, perfume o
resonancia formal, una saludable distancia más que "respeto", o una
dialéctica horizontal, transversal, si se quiere "democrática" o de
igual a igual, y rechazando de plano el verticalismo propio de una relación
estructurada bajo rígidas dependencias admirativas. Pero lo cierto es que
Polesello siempre se nos escapa, pues en su obra está presente más de un
"secreto" o juego escondido. Polesello fue, en esencia, el oficiante
de una libertad creativa asumida y defendida con inteligencia, fiesta y rigor.
Su ascendiente, al día de hoy, en artistas más jóvenes de su país es notable.
Pienso, por ejemplo, y no serían los únicos, en tres de ellos excelentes:
Fabián Burgos, Graciela Hasper, y la última y selvática obra de Martin Di
Girolamo.
(publicado en "Facebook" el 08/07/2014)
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