
jueves, 27 de febrero de 2014
"El invitado amargo" Vicente Molina Foix y Luis Cremades, Edit. Anagrama, Barcelona 2014

miércoles, 26 de febrero de 2014
JACQUES RANCIÈRE Y LA CRÍTICA
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Cortesía del Artista - Rogelio López Cuenca |
Jacques Ranciére
(apruebo, y me siento perfectamente reconocido, en esta definición de la crítica realizada, o "visualizada", por Rancière. Por supuesto que sí, un ideal posible de la escritura sobre arte sería precisamente la prolongación de lo realizado, en tanto que "hecho artístico", por otros medios, o en la formalización de nuevas imágenes a través de la escritura, y manteniendo siempre, por supuesto y sin perderla de vista, el cordón umbilical con la obra concreta que provoca esa "escritura de lo visual", y con ello la deseable y enriquecedora incorporación de diversos argumentos referenciales (literarios, filosóficos, musicales, cinematográficos, históricos o sociológicos) que acompañando a la obra en su aceptación más noble y sincera logra redefinirla con nuevas imágenes únicamente por medio de la palabra escrita, del lenguaje "tout-court". Nuevos relámpagos y flashes que emitan otra luz y otra visión de la propia y natural de la obra, pero junto a ella, muy junto a ella, pues es quien provoca, como origen y final, todo lo demás. Y lo demás es un resto, quizás válido e intelectualmente brillante, pero un resto, y que el hecho artístico, en tanto que tal, no lo necesita.
- La obra aquí reproducida pertenece a
Rogelio López Cuenca -
martes, 25 de febrero de 2014
ARCO y ADORNO (Theodor W. Adorno)
En “Minima Moralia”, ese extraño y
seductor responsorio laico que el
pensador de Frankfurt se brindó a sí mismo al acabar la guerra (su escritura
hubiera sido imposible en un tiempo anterior al horror), está estructurado en
tanto que libro con la aleatoria utilización de versículos sin más razón que la
diseminación “aforística” de un pensamiento crítico que debía habituarse a la
nueva realidad social y cultural que estaba a punto de iniciarse - muy
consciente, por otra parte, que con el deseado fin de la muerte y la destrucción también habían
acabado las razones, formas y argumentos, que habían dado sentido a la vida y a
la cultura europeas hasta 1936. Pues bien en este repositorio que es “Minima
Moralia”, y como, sibilinamente, corresponde “al lugar donde se guarda algo”,
Adorno escribe en una de las entradas/versículos, la titulada “Servicio al
Cliente” (discreta etiqueta que ya anuncia el perfume propio de “El cliente
siempre tiene la razón”), lo siguiente: “La industria cultural pretende
hipócritamente acomodarse a los consumidores y suministrarles lo que deseen.
Pero mientras diligentemente evita toda idea relativa a su autonomía
proclamando jueces a sus víctimas, su disimulada soberanía sobrepasa todos los
exceso del arte autónomo”. Adorno tiene una escritura que no por compleja
renuncia a la elegancia sintáctica de lo expuesto, flecos y reflejos, supongo,
de un “Grand Style” que su autor no desea finalizar o dar por finalizado. Por
supuesto, esa nada oculta “aristocracia de estilo” no está exenta, ni rechaza,
la utilización, cual joven turco de la crítica, de una cimitarra de afilada
hoja. Así es, convengamos que hay que ser un perverso muy inteligente (lo era)
para escribir esta idea tan demoledora: “proclamar jueces a sus víctimas”. No
podemos estar más de acuerdo, pues en una feria de arte (dejemos la frase, y su
significado, en precavidas minúsculas) el comprador (si bien a sí mismo se
considera “Coleccionista”) siempre cree que es un juez impartiendo la grandeza
ética de su justiciero veredicto: “Si lo compro yo es bueno”, sin sospechar,
por supuesto, que el mismo poder que se atribuye es el que le sitúa, por
desconocimiento, en la patria lamentable e irredenta de las “víctimas”, pues
allí donde la creación artística renuncia a su propia autonomía y libertad es
la que, proporcionalmente, gana el juez que también es víctima (compradores,
espectadores y público en general) en cuando a libertad de acción y veredicto:
“El cliente siempre tiene la razón”. Pero esa libertad será siempre una pequeña
estafa, pues la industria cultural está modelada por la regresión mimética en
cuanto a aquello “que desea ser comprado”, y sin sospechar, el juez/víctima,
que su elección es, en la mayor parte de la veces, una devastación de
perspectivas, una lamentable sinfonía de formas y colores que en la belleza
simple de su presencia lo único que consigue es humillar y despreciar a esa
triste libertad que, ingenuamente, pretende poseer y dominar.
lunes, 24 de febrero de 2014
BLEDA y ROSA, "Prontuario", Galería Fúcares (Madrid)
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Cortesía Artistas y Galería Fúcares |
Hay mucha y muy buena música en la
obra de Bleda y Rosa. No únicamente en ésta que vamos a comentar ahora. En toda
su obra. Al menos yo la siento y la escucho. En la actual exposición en la
Galería Fúcares, de Madrid, la composición que mejor define la muestra es (no
podía ser otra) el “Quinteto para guitarra y cuerdas” de Luigi Boccherini, Opus
9, también conocida como “La Ritirata di Madrid”, compuesto en la ciudad que
tanto amó y tan mal pago le dio, unos años antes de los acontecimientos aquí
narrados (visual y escrituralmente narrados). Sin ninguna duda el Quinteto fue
interpretado, con placer y consideración como corresponde al autor de uno de
los corpus musicales más exquisitos del XVIII europeo, en muchos salones
palaciegos del Madrid de la primera década del siglo XIX, cuando tanto la
capital como todo el país estaba “entretenido” con la (mal llamada, como casi
siempre) “Guerra de la Independencia”. El título de la muestra es “Prontuario”,
palabra definida por el diccionario de la RAE como “Resumen o breve anotación
de varias cosas a la vez a fin de tenerlas presentes cuando se necesiten”.
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Cortesía Artistas y Galería Fúcares |
Convengamos, entonces, que “Prontuario” es “eso
abstracto” que explica el diccionario, pero en Arte puede ser otra cosa, y de
hecho lo es, al menos en el ejemplo que ahora nos interesa. Los cinco paneles
de que consta la muestra corresponden a sendos episodios de la “guerra contra
el gabacho”: Los asedios de Gerona y Cádiz, las batallas de Vitoria y Trafalgar
y el levantamiento popular en Madrid. En efecto, corresponden a cinco ejemplos
de los galdosianos “Episodios Nacionales”. Cada panel está compuesto de nueve
fotografías, “geográficas”, que nos sitúan, con diferentes grados de
abstracción, en los escenarios señalados, así como una “narrativa” escrita,
documental, perteneciente a diversas fuentes y testimonios de la época
re-visitada. Más el descubrimiento añadido, gracias a la documentación
ofrecida, de una serie de "novelas de intriga" que encabalgan, con
humor e indignación, varias y perversas secuencias donde no se sabe bien cuáles
fueron las causas y cuales los efectos. O su contrario: se sabe demasiado bien.
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Cortesía Artistas y Galería Fúcares |
“Prontuario”, así visto, focaliza
“in extremis” una lectura (poética e interrogativa) de determinados hechos
históricos, pero hay más, mucho más. Por ejemplo, es un discurso sobre el
“biopoder”, entendido, lógicamente, desde el presente, incluso podemos
aprovecharnos de la definición de Foucault al respecto: “aquello que se aplica
globalmente a la población, a la vida, y a todos los seres vivientes”. Y añadimos,
ansiosos por decirlo: y a la Historia(s) vista como un organismo vivo,
susceptible, en su utilización artística, de leerla, cierto, como un
“prontuario” de cosas y hechos que se necesitan para “entendernos”. La tensión
dialéctica que sus autores llevan a cabo entre “espacio” (geográfico e
histórico) y “política” (leída también modernamente como el discurso anónimo y
abstracto de cualquier democracia liberal y globalizada) es lo que consigue que
“Prontuario” sea un magnífico ensayo plástico, realizado en el presente, de las
posibilidades inherentes a toda “historia en común” ("el lugar del
crimen", epítome conceptual que bien podría abarcar la obra entera de esta
pareja de artistas), allí donde únicamente nos queda salvaguardar la prosa de
la vida, deslizándose melancólicamente como las maravillosas notas musicales
que Boccherini puso en la partitura de su extraordinario Quinteto, sobre todo
en el último movimiento, una extraña y nerviosa marcha lenta que da título al
Quinteto, "La Ritirata", y es, por ella misma, una "fotografía
de época" y un "documento histórico", al igual que, y de una
forma tan sofisticada, han llevado a cabo Bleda y Rosa en esta muestra. Una
música, la de Boccherini pero también la ejecutada por nuestros artistas, que
constituyen, bien mirado y escuchado, ejemplos no menos válidos de “biopoder” y
“micropolítica”.
VANITAS "AFTER ARCO"
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Prólogo ("Acto sin Palabras")
El silencioso argumento de la obra de teatro, o del Arte (o de la vida), no es otro que esperar, desear, esperar, desear, esperar... (sin saber el qué ni a quién, mientras hablamos y hablamos y hablamos, intentando conjurar ese epílogo que únicamente les ocurre a los otros, pero Godot nunca faltará a la última cita).

Epílogo ("Final de Partida")
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