jueves, 25 de abril de 2013

Anna Talens - "Mar de fondo" - Freijo Fine Art, Madrid

La exposición en la galería “Freijo Fine Art”, de Madrid,  de la artista valenciana Anna Talens posee la rara cualidad de “descentrar” una cierta ortodoxia crítica/teórica de la propia escritura sobre arte,  en la medida que una aproximación a su tan variada como inclasificable producción estética pasa, indefectiblemente, por resituar los propios parámetros de análisis evaluativo de la obra. En efecto, de poco ha de servirnos pretender alinear el refinado tratamiento objetual llevado a cabo por la artista dentro de las múltiples derivas (y “caídas”) que el “objeto de arte” ha vivido y padecido en la era post-duchampiana, pues ello nos obligaría a anular la voluntad no tanto “poética” como de “Poesía”, que la obra detenta como argumento interno de la misma, y la diferencia de concepto o matiz nos parece esencial. Intentemos aclarar un poco más lo que pretendemos decir. Todo objeto que a sí mismo se autocalifica como “artístico” coloniza y hace suya una cierta idea de lo “poético”, pero muy pocos de entre esos objetos poseen la cualidad aristocrática de saberse portadores de una “Poesía” que, más allá de sus aciertos o desventuras formales, únicamente es por medio de ese deslumbramiento del espíritu donde el objeto logra devenir una metáfora formal y objetual de la idea misma de Poesía. A partir de este necesario prólogo es cuando podemos iniciar un análisis teórico de la obra de Anna Talens.

Con el título de “Mar de fondo” (por cierto, y como anécdota, el mismo título otorga Patricia Highsmith a una de más inquietantes novelas) Anna Talens ha distribuido por el espacio de la galería una serie de obras (de indefinible y delicada objetualidad muchas de ellas, pero también otras de decidida voluntad pictórica, y no pocas de indudable concepción escultórica) donde las imágenes de un posible universo onírico del mar y sus simbologías dibuja en el espacio expositor - muy bien montada la muestra y visualmente muy limpia-  referencias culturales diversas y de diverso y ampliado significado. Podemos pensar, efectivamente que el mar, su “idea” por mejor calificar, es un argumento configurador de la obra, pero ello, aun siendo cierto, posee también la limitación propia de las medias verdades, toda vez que las traslúcidas superficies de la artista nos referencian una posible imagen poética de fondos marinos, pero conviene no engañarse un paso más allá de lo que dictan las buenas formas y la mejor educación intelectual. Estos “fondos marinos” son mucho más terrestres de lo que nos haría pensar una mirada rápida y superficial de la obra, si es que ese mismo lecho oceánico no es, bien mirado, una suerte de fondo para enmarcar formas otras de la natural y prosaica existencia de la vida.

La obra de Anna Talens la entiendo como una continuación, si bien por otras vías, de la escultura desmaterializada que se llevó a cabo en Estados Unidos durante la década de los sesenta, aunque la fisicidad y gravedad tan presentes en la obra de la artista valenciana negaran esta filiación intelectual, siendo la obra de Eva Hesse un posible referente dentro de ese grupo, si bien no el único, aunque sea mucho menos cruel y traumático el tratamiento del objeto, por supuesto,  en la artista española que en la alemana. Digamos que la diferencia esencial entre Anna Talens y Eva Hesse radicaría en la negativa de nuestra artista a introducir su propia biografía existencial dentro de su trabajo. Pero si la obra que hemos comentado es por sí misma admirable más lo es, tal mi caso, el haberla descubierto.


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