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Jordi Colomer, "L`avenir" (Cortesía del artista y Galería Juana de Aizpuru) |
Toda exposición última de Jordi Colomer, así la recién clausurada en la Galería Juana De Aizpuru, de Madrid, con el título de “El Porvenir y otros trabajos”, lleva siempre incorporada una revisión de trabajos e intereses precedentes, pudiendo ser éstos estéticos, intelectuales y/o sociales, cuando no la muy fértil unión de todos ellos en una misma obra o proyecto. O para expresarlo de manera diversa: Colomer nunca abandona la dimensión artístico/expositiva de aquello que bien pudiera ser un discurso sobre el lugar “público” del sujeto contemporáneo; o una lectura de la función social de la arquitectura; o un replanteamiento de los espacios simbólicos compartidos en comunidad o en “una comunidad”; o una relectura plástica y filosófica de lo que, en el actual presente, podemos entender por la función (y sobre todo “interpretación”) de la tan peligrosa como evocadora organización social de la “Utopía”, necesariamente entrecomillada; o un análisis especulativo en torno a los atributos y carencias de la imagen en tanto que acción notarial de los desplazamientos, alteraciones y transformaciones, que ella misma, la imagen, pretender “fijar” en una atemporalidad blanca, neutra, sin la presión semántica de un significado en constante y renovada actualización. Dicho en corto: toda la obra de Jordi Colomer (es decir: aquello que nosotros, espectadores, contemplamos) es el destilado artístico de muchos y variados intereses. Una ofrenda estética, en definitiva, o un sufragio creativo y liberador, o una generosa dádiva para ser contemplada, pero especialmente analizada y pensada.
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Vista de la exposición en la Galería Juana de Aizpuru |
Toda Utopía (su idea, pero aún más la entrañable y romántica consideración de su imposible o muy problemática culminación) se construye en un territorio virgen, inhabitado, fundacional. Por ejemplo, en las dunas y humedales ventosos del Delta del Ebro, pero también en desoladas azoteas y en no menos inhóspitos tejados. Ciertamente, son heroicos no-lugares pera ser vividos, (mejor: “interpretados”) por voluntariosos seres de un “vivir nuevo”, o de un nuevo “ser” en el espacio y en el tiempo. En fértil paradoja se podría afirmar que el artista no es un “ente utópico”, pero sin duda que todo lo que produce sí es una metáfora de la idea misma de Utopía, pues en esa materialización física de “un lugar que no existe”, toda manifestación artística es el heroico y trabajoso intento de crear un imposible, o si se quiere, una laberíntica significación de nueva planta. La contemplación de ese “imposible”, de toda acción de arte, es la única certificación de que la Utopía pueda ser realizada. En Arte, únicamente en Arte...
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"Crier sur le toit", Cortesía del Artista y Galería Juana de Aizpuru |
Si aceptamos que la Utopía es la improbable ciencia de lo Imposible (en mayúscula por lo que tiene de ficción creativa), esta muestra de Jordi Colomer es un fantástico análisis en torno a la interpretación de lo Utópico como herramienta artística, probablemente su más natural y fértil territorio…
(Publicado en Facebook el 24/08/2014)
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