domingo, 7 de septiembre de 2014

LA LUZ EN LAS FOTOGRAFÍAS DE JEFF WALL

¿De dónde procede la luz que nos recibe cada vez que contemplamos una fotografía de Jeff Wall? Ciertamente no del ingenioso dispositivo lumínico que parece esconderse como el apuntador teatral en su concha o garita, pues esa resolución técnica (de hecho, un potenciador de "sabor visual") tiene como única e importantísima función escenificar la aparición de esa otra luz que desconocemos su origen, y que incluso dudamos en calificarla como tal, pues tan extraña luminosidad se diría que
Jeff Wall, "Odradek, Taboritská 8, Prag, 18.Juli, 1994" (Cortesía del Artista)
procede de un tiempo anterior a su propia ordenación y calificación lingüística. Hablamos entonces de un resplandor inhabitado, de una incandescencia que se adelanta a la misma aparición de toda sombra humana, cuando el primer ser sintió pavor ante la tenebrosa y moviente masa informe que su propio cuerpo reflejaba. Esa oscura materia, que también es un candil de ardiente fuego, es la luz que Wall desea traer hacia nosotros espectadores, como una extraña dádiva que no sabemos cual es su nombre exacto. Por supuesto, esa luz incierta posee una raíz "pictórica", imposible no reconocerlo, pero no únicamente, pues las fotografías de Wall se sitúan (o lo pretenden) en un estadio anterior a esa disciplina tan adorada por el artista canadiense, como si la aleatoria insignificancia de sus "tiempos muertos" no pretendiera tanto una determinada resolución formal y narrativa, pero sí la captura de una luz inicial, de una primitiva refulgencia, cuando el Arte poseía como única arma de investigación el soñarse y lograrse a sí mismo. Los escondidos fluorescentes en las fotografías de Jeff Wall son luminosos haces de pictórica tiniebla.
 
(Publicado originalmente en Facebook el 06/09/2014) 

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